viernes, 12 de octubre de 2012

Los operadores



Estimados lectores, ha sido una experiencia agradable el hacer este blog y tener algunos lectores que comparten el gusto por la programación; actualmente estoy empezando otro proyecto, muy personal,  con tecnología web  que espero compartir con toda la comunidad de programadores y necesito recursos porque es algo muy personal y mi situación financiera no es muy buena.

 Si alguien desearía apoyarme  tengo una tarjeta Oxxo Saldazo con el número:  4766-8408-7508-1593, cualquier apoyo lo pueden hacer en cualquier tienda Oxxo o en Banamex, les agradezco y que sus proyectos lleguen a buen fin.

Hola amigos, este cuento fue enviado a la 30 edicion del premio internacional de cuento Juan Rulfo 2012, organizado por la RIF, nunca recibi la confirmación si fue recibido o no, asi que lo presento para su evaluación a todos mis amigos. Si lo leen hasta el final estaré satisfecho. Saludos.


Los operadores
Autor : Amado Jiménez Montiel ajimenez013@hotmail.com
El modesto auto se detuvo; Grimaldo se apeo y con brazos extendidos me dijo: — ¡Luis, amigo mio! ¡Qué bueno que te veo! ¡Mira, necesito tu apoyo! ¡Estoy buscando ser candidato a diputado! ¿Cuento contigo? —¿No tienes vergüenza? —y lo deje con la mano extendida, se hacia tarde y tenia que tomar mi turno como chofer.
En la puerta de un edificio esta un joven fumando un cigarrillo y contemplando una lujosa camioneta estacionada: güero, cejas gruesas, peinado con gel, ojos cafes y pequeños que miran con ironia, boca gruesa y nariz aguileña —alguien le toca el brazo —¡Que onda mi Cesarin! —¡Epa! ¿De donde saliste? me diste un sustote, ja, ja —¡yaaa! ¡estabas muy distraído valedor! ¿Pues en que piensas? —Fijate que me ofrecieron un carro y esta muy bien el precio — ¿Qué carro es? — Es un Honda y quieren 140, tiene solo 60,000 Kms—No, pues, el Jetta anda en 280, nuevo, ese que dices es pá rucos, ademas yo opino que le falla la caja, el Jetta tiene mejor línea —¡No importa!, yo quiero uno asi.—¡orale buey! —el recién llegado toma un largo trago de de agua —¡ese mi Brayan!  ¿A poco tienes potomania? —¿Poto que? —¡Que tomas mucha agua!, mi carnal, el doctor, dice que demasiada agua barre todos los minerales, siempre te veo con tu botellita de agua, ¡ya bajale!—¡uhh ya vas a empezar…¡Ya no me regañes, ni que fuera perro con rabia! —¡Ja,ja perro, sí, eres bien perronote! pero con las de empaque —¿Cuáles de empaque? — ¿y nooooo? ¿Neta? finges que no sabes nada...ja… ayer te vi en la camioneta muy bien acompañado de la morena; te salude, hiciste que no me viste, ¡Eres mas peligroso que Michael Jackson en una guardería! — ¡No, mi Cesar, me confundiste!  Yo soy fiel a Alicia, no me hagas hacer corajes y sin almorzar, ¡imaginate si ella se entera! Por cierto prestame unos cien varos, ando bruja —¡Ujule, le quieres chupar la sangre al vampiro! ¡No tengo!, el Calamardo me debe, pero no vino a trabajar ayer. Pidele al Alfredo, mira ahí esta con el Charmin en el puesto de carnitas, ¡Quitate Charmin, vas a espantar a los clientes! —¿Alfredo? ¡Ese Hijo de Sopotamaye!, no me late, se me hace medio mampón y webon y además se siente bien rostro, siempre se para enfrente de la contadora Lupita para que lo vea —Es buena onda, pasa que tienes celos, tú eres quimico ¡porque de físico nanay!, ¡es broma mi Brayan! Lo que pasa es  que no lo has tratado —¡ni lo quiero tratar! —mira ahorita le  pido unos taconazos, ¡Alfredo…, Alfredo!, ¡traeme unos tacos de carnitas por favor! —¡Ya ves, ese buey esta sordo!, o se hace el sordo, ¡ya no le des por las orejas! —Je,je, oye, pues…pues, pues es que ya empezaba a tartamudear ja,ja, ¿ya viste?, es la señora Martha, la que luego nos pide recuerdos de donde vamos a hacer fletes y luego se pone a cotorrear con nosotros, se ve que tiene prisa ya subió a su camioneta —¡No, pues esta de poca su camioneta! ¡Y la casota que tiene! Ya ves que para subir hay que bajar por los chescos, fue secretaria de un Senador o Gober, hizo su casa de puros trabajos abajo del vientre; ahorita ya esta ruca pero tiene hartisimo varo… —¡Ya Brayan!, nosotros no sabemos…mira,¡ en la esquina!, es don Angel, siempre pide cooperación para mejorar la iglesia, lleva como  20 años pidiendo; parece  que viene medio incrospido —¡Ese viejito nadamas esta robando oxigeno!
Don Angel mostro un oficio, donde lo autorizaban a pedir cooperación —¿Cómo están jóvenes? ¡Le va..moss a… poner cemento pa..ra que no se llene de lodo el atrio! Nosotros vamos a poner la mano de obra, ya ven que soy albañil… —Cesar contesto: —¡umm don Angel!, andamos en las mismas, no tenemos feria… ¡ahora que si la coperacha, fuera para construir un briagorfanatorio!, donde llevan a los bebes crecidos, ya cerca de 30 años y le dan la leche de los viejitos, pues ahí si ¡con gusto hasta conseguiamos! —¡Don Angel se ve que anda cansadón! Ya no tome del maldito licor! —Sugirió Brayan  —¡Caramba, Ahora resulta que los diablos dan catecismo!, ¡con ustedes hasta el Diablo es precavido! ¡Solo un pendejo da consejo!... ¡les pido dinero no consejos! ¡Para tener la lengua larga hay que tener la cola corta! ¡Muuyyy corta! Y a ustedes muchachitos… ¡Bien que los conozco! —¡No se enoje don Angel!, mire aquí están veinte morlacos, es todo lo que traigo — dijo Cesar, don Angel tomo el billete y se fue rezando.  
—¡Ahí viene el Calamardo! —¿Qué paso Calamardo?, ¡no veniste ayer a trabajar! —preguntó Cesar —¡Hoy tampoco voy a trabajar, tengo incapacidad; vengo a ver a la contadora Lupita a ver si me adelanta mi sueldo —¿qué carajos te paso?, ¡traes todos los ojos morados! —lo que pasa es que me pelee con cuatro cabrones, ¡eran tres chavos y un ruco bien chanchote! — ¿Por qué te peleaste, si tú eres bien tranquilo —Es que el ruco le estaba pegando a su vieja, una chavita, la chava,  sin zapatos y toda enlodada, pedia ayuda; todos miraban pero nadie se metia; yo que andaba ya bien burro me meti y le estaba dando duro al viejo, pero no se de donde salieron otros tres; ya saben, ¡estoy entrenado para madrear a tres ca..nijos!, pero ya con cuatro, ¡Pues no! Y me dieron entre jefa, ceja y oreja — ja, ja ¡tú echale Calamardo, que al fin es platica! —Dijo Cesar —¡Ah eso si! no se  fueron limpios… se fueron con mi sangre embarrada, je, asi que quiero que me hagan un paro: me grabe la cara de los chavos y sé que viven cerca de donde fue la fiesta; quiero que los busquemos y, ¡les demos en la madre! —¡Pá los trompos son las cuerdas, pa broncearse  el sol y ¡para la panza las chelas!, ¡claro que si Calamardo! te vamos a vengar, nadamas que aquí mi cuete el Brayan: ni jalándo  la caspa del diablo agarra valor —¡Todavía crees en los santos reyes mi negro santo!, ¡no Calamardo! este Cesar es puro pájaro nalgón —¡pues yo si le entro, mi buen Calamardo!, pero será el domingo cuando descanse ¿pues donde te fuiste a meter?  —¡Aquí el Brayan sabe!, nos invito su vieja: la Chabela a un reven, por su colonia; lo estuve esperando en el callejón y nunca llego —¡sí, habíamos quedado! pero ya sali tarde y ya no llegue —contesto Brayan, Calamardo continuo: —pues ya me había mosqueado, cuando llega el chicolin, ya ven que chico nunca saca nada, pero se discutió con dos six; nos los tomamos en el callejón,  asi que llegamos  a la pari bien prendidos. Habia una chava, ¡que tenia unas pìernotas, que uff!; estaba sola y hablando por celular; pensé en tirarle la onda, pero llego su quelite, ya medio rucón, bien vestido el mono. Ya después empezo el dancing y la chava se paro a bailar sola; yo creo que ya traia sus drinks. ¡La chava bailaba ska bien chido, acá, chingón!, traia unas pulseras con cuadritos  y las meneaba chido; el ruco la llevo a sentar, vi que estaban discutiendo en voz baja; yo creo que el se molesto porque ella estaba tomando muy rápido. Empezo a llover y nos metimos a unos cuartos, pero ya no había bebida; nos salimos por unas guamas; cuando regresamos estaba el escándalo; la güera estaba tirada y gritaba que la defendieran y allí fue que paso lo que les conte —¡uff Calamardo, con tu cuento ya me dio sed!, ahorita que nos de  el calorcito del sol nos echarnos unas serpientes bien helodias en la bodega, eso si, ¡nadamas unas tres! hay que chambear y el David es muy delicado, pero es buena onda —dijo Cesar —¿y la Contadora? ¿No ha llegado? —Pregunto Calamardo —¡no!, también la estamos esperando, a ver si nos adelanta algo de los viaticos, no tenemos ni para almorzar —¡la conta esta rete bien!, ¿verdad? ¡Esta podrida, se paso de buena! —Comento en voz baja Brayan, —hablando de ella, ¡ya viene!, pero viene caminando bien raro, ¡hasta parece que la pisaron sin calzones! —No seas vulgar, baja la voz —le dijo  Cesar a Brayan —¡uy si, que delicado!
— ¡Hola chicos! ¿Que hacen? —¡Aquí conta, esperándola! —¿A mi?, ¿y para qué?, ¿Qué estas haciendo aquí, Cesar? ¿No tenias que ir al aeropuerto a las 10 por la esposa del Ingeniero? —¡no contadora, no me dijo nada la secre! —¡ummm, bueno!, ahorita voy a ver que paso, pero ya vete, ¡si no, vas a llegar tarde! —¿Disculpe conta, me podría facilitar unos 200? es que quiero almorzar algo —sacando de su bolso un billete se lo dio a Cesar —La gallina no tiene agua para beber e invita al pato a nadar, pero en fin… –dijo Lupita; reparo en Calamardo —¡y tú Elio!, ¿que te paso? ¡Parece que te arrastraron! ¿Por qué no veniste ayer? —¡Orita le cuento conta!, ¡también le quería pedir un favor! — bueno, pasa a mi oficina y vemos —y se alejo taconeado rapido —¡Ahí nos vidrios Brayan, hay que buscar la chuleta! — grito Cesar arrancando la camioneta.
Estoy atizando la lumbre; no tengo dinero, o compro el gas o compro comida. Tengo mucha hambre y Gaby espera. No sé poner la lumbre, se apaga, solo sale humo; el humo me reseca la garganta y para fregarla, la música, a todo volumen de tribal, me altera los nervios. Tardo una hora en encender el fuego; por fin las brasas ardientes me encienden el rostro; al avivar el fuego se me asemeja al infierno, el infierno en que estoy metido. Bueno, solo tengo que aguantar dos semanas más; Morán me regresara mi dinero, con eso arreglo lo de mi terreno y puedo ayudar a Gaby. Escucho la voz suave de Gaby —¡Ya viste manito, hay unas avispas por aquí!, creo que salen de ese horcon, ¡ya mero me picaba una! —¡No te preocupes!, ahorita las mato, ¡que me duran estas avispas!, solo que alejate, mientras las liquido.
Observo que hay alrededor de cinco avispas pegadas a un horcon. Me acerco lentamente, armado de escoba y sombrero, calculo y suelto el golpe; repentinamente salen como veinte avispas, ocho se vienen como kamikazes sobre mi, tres de ellas me pican un brazo, dos en la cabeza y tres en los labios, como puedo, alcanzo a aplastar a alguna mientras retrocedo; los labios se me hinchan inmediatamente. Despues de unos minutos Gaby se acerca —¿que paso David?, ¡estas bien! —Sí, no te preocupes… alejate porque te pueden picar —¡Se me acercaron dos pero las mate!, pero ¡Dios bendito, mira tus labios! ¡Bien hinchados!, esperate, dejame picar ajo, es bueno para estos casos —Gaby trae agua y me hace tomar un puño de ajo picado. Pasado un rato trae rajas a la mexicana; me sirve un plato generoso, ella hace lo mismo y prueba la comida —No me quedaron igual que cuando lo hago en la estufa, ¡pero, ay Sebastian lo arregla!  —exclama. Intento comer, pero el dolor y la hinchazón me hacen desisitir —¿Sabes que Gaby? No puedo masticar nada, ahorita que acabes, ¿me haces un licuado de mamey?, ¡por favor! —¡Sí manito, claro que sí!
 Gaby es una excuñada; desde que se fue al norte, hace varios años, no la veía; es hija de don Rey, mi anfitrión; es hermana de Kenia y media hermana de Melissa: mi expareja, con la que tengo un hijo. Melissa es estilista  y cantante, sus exigencias de dinero me habían llevado a la ruina —¿Sabias que mi papa nos vestia de monjas, para que nadie se fijara en nosotros?,  ya ves, yo me case muy joven, nadamas para irme de casa y al otro dia estaba arrepentida; Kenia se fue hace dos años con un maestro de Bachillres; solo Melissa se fue a vivir contigo ya de 22 —dijo melancólicamente Gabriela. Después de tomarme el licuado; sintiendo que la música rebotaba en mi estomago, le dije a Gaby: —¿te gusta escuchar música, verdad? —¡eehh!, ¿perdón, que decias? ¡No te escuche! —¡TE DECIA QUE TE GUSTA ESCUCHAR MUSICA! —¡OHH SÍ! de otra manera me siento bien aburrida —ya no comente que el volumen de la grabadora era fastidioso. Se veía inquieta, nerviosa —te veo muy pensativa, ¿te preocupa algo? —¡OOHH SI! ¡Estoy angustiada porque mi hija no me llama!, ya le mande un mensaje desde la mañana y es la hora que no me contesta; se supone que hoy descansa —¿En que trabaja tu hija? —pues en un hotel de cinco strellas, creo que el beibi palas o algo asi; es  mesera, ya lleva como tres meses, dice que le esta yendo muy bien, además como habla perfectamente el ingles parece que la van a mandar a un resort en Cancún, ahorita esta en México —¡no te preocupes!, los hijos tienen ocupaciones y no piensan mucho en los padres  —¡sí, pero mi hija no es asi! es una niña buena, me mandaba mensajes tres veces al dia, pero desde que empezó a trabajar, yo le tengo que mensajear, pero eso si, siempre me contesta rapido ¿Oyes manito, disulpame, tendras 20 pesos que me prestes para recargar mi fon? —uuh sí, claro Gaby,  ya ves que andamos medios frios, pero…sí, aquí tienes —Gaby se marcho; me quede contemplando los ultimos rayos del sol, que se filtraban por los arboles de mango al fondo del patio, la leña que se extinguía... Gaby regreso; se sento frente a mí —¡ya estoy por acá! —con voz alegre y respirando agitada —¡Me vine rápido porque empezó a llover y no me quise mojar! —Empezó a marcar —sí, como te decía, me pregunto que habrá pasado, ella siempre me contesta inmediatamente… —¡Que paso Cristina! te mande un mensaje mijita y no me contestaste —como el celular estaba con altavoz, escuche una voz fría  y distante: —si lo vi, ¡no te conteste y ya! ¿Cuál es el problema? —¡Ohh! es que estaba preocupada por ti, hija…—¡no me pasa nada moder!, ¿que me puede pasar? —sí, pero ya ves que uno siempre se preocupa ¿que haces? —nada... aquí… arreglando mi cuarto aahhh… bueno, ahí luego te hablo, ¡nos vemos moder! —Gaby se quedo pensativa y con los ojos brillantes.
Mis pensamientos recordaban la escena sucedida hace unos tres meses en el D.F. Eduardo Lizalde, dueño de PromoMar discutía conmigo —yo era el administrador— el aumento de sueldo a los empleados; yo había  propuesto un aumento minimo de 10%, puesto que a la compañía le estaba yendo bastante bien —¿tú crees que esa gente se diferencia de los perros? ¡Claro que no David! ¡Son perros, perros humanos con falda y pantalón!; viven para comer, reproducirse y tomar los fines de semana; con el 4% es suficiente, aquí no es Disneylandia ni yo soy el pato Donald, ¡aquí se debe de trabajar y si no les conviene hay otros que esperan!  —eramos 12 empleados, prosiguió diciendo: —no creas que es algo personal, mi misma familia es asi; un dia llego mi primo con un amigo a festejar mi cumpleaños, tú sabes que yo no tomo; su amigo termino tirado en el pasto y mi primo terminó en calzones, dormido y sentado en el columpio del patio —¡Esta bien Lalo, no te preocupes!, nadamass a Lupita dale el 10% y no discutimos mas —este es el reporte, aquí vienen los cálculos. Te lo encargo, ¡es estrictamente confidencial! —camine hacia la oficina de Lupita, habíamos quedado de comer juntos; estaba preocupado; me habían informado que habían sacado una tarjeta de crédito  con una credencial de elector que yo había extraviado; habían hecho movimientos por cien mil pesos, y el negocio de las rosticerías no estaba funcionando: solo se había abierto una y habia perdidas; yo había invertido 60,000 que saque de tarjetas. Mi amigo Jaime me había presentado a Luis Morán, el socio mayoritario; para colmo, me llegaron requerimientos de Hacienda: mi contador no había pagado mis impuestos en 5 años, y ahora se había vuelto ojo de hormiga —¿que paso David? ¡Quita esa cara! —¡Uh lupita, ando en muchas broncas! —¡todos tenemos broncas! pero hay que ser optimistas, tomate una pastilla de valemadrin. Mira soy contadora , pero  he sido cajera, edecan, medio teibolera, secretaria, gerente de ventas, diseñadora de trajes para perros etc etc, me he metido en muchos lios y ¡mirame tan campante!. Como dice el chango: "No gano nada, pero como me divierto” ja,ja —¡gracias Lupita, me levantas el animo!, te envidio siempre tan alegre —¡para eso me pinto sola!, ¡echele pues, animo! ¡Y ya vámonos que me muero de hambre!
Habia salido varias a veces a comer con Lupita; Nos habíamos dado besos furtivos en su oficina; Lupita me gustaba, aunque no podría definir lo que sentía por ella. Esa tarde quedamos de vernos el sábado en el metro; yo pasaría por ella. Ya en el auto le dije: —¡vamos a mi casa! —¿a tu casa? ¿A qué? —Bueno… comemos y vemos si vamos al cine o a otro lado; te hice de comer unos alambres, queso fundido —comimos, me tome dos copas de vino blanco: el vino no le agrado; me pidió dos cervezas, después pidio un refresco —¿de cual quieres? —un refresco de cola esta bien —nos besamos; yo sentía sus besos húmedos, desesperados. La tome de la mano; sin resistencia la lleve a la recamara; nos sentamos al borde de la cama, la iluminación procedía de una lampara en forma de globo con motivos chinos: dragones, pagodas…  que daba una luz de tonos naranja y purpura. Tome su lata de soda y la puse junto a la lampara Se quedo pensativa y silenciosa; yo no sabia que decir; tome el reporte de los sueldos —¡vas a saber, antes que nadie, tu aumento!, ¿como ves?, mira, ¡toma el reporte! —agarra el reporte mecánicamente, lo contempla varios segundos; la abrazo, esta rigida, le pregunto: ¿en que piensas? —…A veces siento que la vida se escapa como agua, nos hacemos viejos, estudiamos tantos, tantos años para acabar trabajando para medio comer y después ya nadie te da trabajo… yo lo veo con mi papá, ya es grande y todavía sigue haciendo trabajos muy pesados… —sus grandes ojos brillan, la miro un instante y beso su boca jugosa, acaricio lentamente sus muslos, le quito suavemente el reporte, ella responde; me besa con una cadencia lenta, pausada, le toco el pecho, se separa lentamente de mi, al tiempo que se quita la blusa; mueve las caderas, bailando para mi. Su largo cabello, que le llega a la cintura, me envuelve y todo se olvida: el mundo, el ruido de los carros, las voces lejanas, la mano que viene a aplastarme destruyendo mundos y universos mientras mis movimientos destruyen galaxias y mundos microcosmicos o tal vez… creando otros… todo se vuelve difuso, en ese momento estallo; la vida se desploma en cascadas tibias y caudalosas; las luces de la lámpara parecen estallar en el cielo de la habitación. Nuestros movimientos hacen caer la lata en mi espalda, el frio me anestesia; yo sigo cabalgando afanoso, buscando un tesoro perdido, como peregrino en busca de Mahoma.
Viernes. La lluvia caia en un chipi chipi irregular, atardecía y en la ciudad de México el trafico era lento e insoportable; con mi amigo intercambiábamos gruñidos y miradas; no teníamos ganas ni de hablar;  teníamos horas dando vueltas por el centro, pero no veíamos a ninguna mujer operable, que pudierammos levantar. En la esquina, esperando el cambio de luces, vimos a dos mujeres: una tenia el  pelo rubio con puntas disparejas, blusa azul marino estampada con flores, pulseras en las manos, frente amplia, boca golosa, un poco pasada de peso pero bastante atractiva; sus ojos pequeños, ocultos bajo unas cejas rubias, miraban hacia todos lados; la otra traia una gorra rosa; blusa rosa; unos tirantes rojos sobresalían del brassier, marcando su piel morena; sus ojos eran grandes, con profundas ojeras, boca grande y carnosa, nariz regular, pelo negro ondulado y húmedo; sostenía con una mano un celular morado y en la otra una bolsa negra que apretaba contra su sinuosa cadera. Como un experto vaquero Luisito Morán detuvo su camioneta —¡Hola muchachas! las llevamos donde quieran, ¡no se mojen! —¡No, gracias! —dijó la rubia oxigenada con una leve sonrisa; apurando a su amiga, cruzaron la calle; las seguimos a corta distancia; Luisito las abordo nuevamene —¡Miren, no tengan desconfianza, yo soy profesor e investigador! —Al tiempo que mostraba una credencial —¡Súbanse, las llevamos a donde quieran, somos personas decentes! —Después de cuchichear entre ellas, accedieron a subir —¡Yo soy Luis y este es Jaime! —¡Ahh!, me llamo Mónica y esta es Alicia —¿Tienen prisa o vamos a dar un volteón? —no pues aquí con mi amiga andamos dando la vuelta; yo quiero ir a bailar, ¡pero, aquí esta es muy santurrona y dice que es pecado! ¿Cómo ven?, le digo la muda porque casi no habla. Conozco un lugar en Garibaldi, he ido como dos veces, es tranquilo y no es caro, ¡A ustedes les gusta bailar? —¡Ah claro, nos encanta! ¿Verdad Luisito? —dije yo, tomando la palabra —pues si quieren vamos, nadamas que abren hasta las siete y apenas son las cinco —¡No problem amigas! Por ahí nos entretenemos —Nos estacionamos y caminamos entre mariachis y trios norteños —¡Aquí es! Es en el segundo piso —dijo la güera —¡ANIMESE JEFE!, veinte pesos la chela, no cobramos cover, ¡tenemos variedad: cantantes, mariachis, peleas de gallos, bailables! ¡Andele jefe, para que se diviertan las chicas!, ¡mira nadamas, que guapas están! —Gritaba un animador apostado en la puerta —¿qué dicen amigas, entramos? —¡Pues… si quieren!, aunque ¡nosotros no tomamos! —dijo Mónica, hice cálculos mentales a 20 la chela umm, eramos cuatro yo traia 400 pesos y el Luisito era mas codo que la ching…pero siempre traia dinero. Entramos al restaurante, pedimos dos cervezas y dos naranjadas. La carta decía que era a 40 la cerveza —¡oiga pero el señor nos dijo que eran a 20! —¡Yo no sé patrón! pero esta es la carta —respondió el mesero, apuntando la orden y llevándose rapidamente la carta. Habia un cuate que cantaba con pistas; el sitio estaba desolado, solo dos personas mas al fondo. El cantante andaba cansado o credo; cantaba como si estuvieran ahorcando a una gallina. Luisito acaparo la platica, contando sus ultimas ChocoAventuras, sus viajes a congresos de Argentina y Colombia; es FísicoMatemático, nos conocimos desde la carrera, eramos paisanos  y rondábamos la cuarentena. Es investigador, pero creo, más bien, estoy seguro que se fusila trabajos para justificar su chamba; últimamente había puesto una rosticeria: pretendía hacer una cadena, pero de ganancias nada; yo embarque a mi amigo David y me sentía un poco culpable. Despues de otra ronda nos dieron las seis y media, asi que pedimos la cuenta; el mesero  la trajo y eran 900 pesos —¡Oiga 900! ¿Porqué o de que? —me enseño la carta, en letras pequeñitas se leia: derecho a show: 150  por persona —¡PERO…PERO CUAL SHOW! ¡Sólo vimos a un monito que ni siquiera canta bien! ¡COMO VAMOS A PAGAR 900 PESOS! Al alzar la voz, desprendiendose de la decoración barata  y en semipenumbras aparecieron tres gorilas que se colocaron junto al mesero. Calculando el riesgo, le comente a Luisito que estábamos con las chicas, y era mejor pagar. Luisito, casi llorando, saco un billete de a quinientos, al que adjunte dos de a doscientos —¡Oyes güero, no te preocupes, ahorita cooperamos cuando pasemos a un cajero! —voltee al escuchar la voz de Mónica, en ese momento el mesero dijo: —¡Jefe, le falta, mire, me dio dos de a veinte! —¡No!, ¿Cómo?, ¡si eran de a doscientos! —¡No, no patrón, aquí los tengo en la mano! —Luisito tuvo que acompletar nuevamente; lo compadezco, ha de haber sentido que le arrancaban pedazos de su carne.
Cuando salimos el cielo lucia despejado; hacia frio. Desquitamos nuestro coraje pateando latas y a algunos perros callejeros que se atravesaban —¡Bueno, no hubo gallos pero salimos desplumados! —comente, el conflicto nos hizo tener fraternidad, Mónica dijo: —¡No se achicopalen broders! vamos a su casa, si quieren, asi ya no gastamos nada y como a las diez nos dan un aventón al metro ¡sale!
Llegamos al departamento de Luisito, el cual yo compartía desde hace unos quince días, todavía me estaba cambiando, ya que yo vivía con mi hermano. Nos acomodamos en la sala; nos tomamos unas cervezas; ellas insistian en no tomar —¡Ay, lo que pasa es que la cerveza…es…bueno, no nos gusta oler a huizache! pero una cubita si nos la echamos, ¡orita se las preparamos, descansen! —se dirigieron a la cocina en donde guardábamos botellas de ron en la alacena.
Yo, Jaime González, pertenezco a la cofradía de los operadores, lo mismo que Luisito Morán. Los operadores, cada semana buscaban mujeres nuevas; con algunas podían vivir días, semanas o aun meses, con otras, sólo una tarde o noche, claro a todas les daban su dinerito. Regresan con cuatro vasos. Mónica, la gordita exuberante, remueve dos cubas con un agitador y sonríe afablemente, la otra se sienta con Luisito, tocándole la pierna —creo que me quedare con la gordita, aunque la flaca no esta nada mal –piensa Jaime. Ser operador es emocionante, la emoción esta en la búsqueda de mujeres nuevas, nuevas sensaciones, nuevos cuerpos, temblando trémulos al ser desnudados; es como descubrir una selva virgen para ti, llena de misterios, aunque otros cazadores se hayan aposentado y destruido sus huellas, sus palacios, saqueado sus tesoros y solo queden piedras inmoviles, pedazos de amor, dolor y pasión convertidos en mujer.
—¡Toma  güero!, me quedo bien buena la cuba, ¡pruébala nomas! —dice Mónica mientras se sentaba junto a mi. Intento besarla; ella voltea el rostro —¡esperate, perate, no seas tan ansioso!  Todo a su tiempo ¡vamos a echarnos un hidalgo! ¡Ándale Aliss, dale su cuba a Luis! —Siento su olor casi animal y su perfume floral que me enerva. Luisito rie; de reojo contemplo que abraza a Alicia. Intento besar nuevamente a Mónica; se levanta del sillón; camina lentamente, con las cubas en la mano, hacia la ventana, desde donde se ven las estrellas combinadas con anuncios luminosos; me parecen gemas multicolores, destellantes, incrustadas en el color de la noche. Los cuadros dorados de las pulseras brilan con la luz; me deslumbran; la blusa le descubre la mitad de la espalda; me le acerco y le digo al oído: —¡Me gustas Móni!…¡Me gustas mucho! —al tiempo que mi virilidad roza su redonda grupa. Le beso el lóbulo de la oreja, ella se voltea; me mira con ojos  maquillados con excesivo rimmel; su boca sensual toca mis labios; volviéndose a la sala dice: —¡Vamos a brindar por el gusto de habernos conocido! —Luisito apura su bebida; Mónica bebe un largo trago y me ofrece mi cuba —¡Tomatela mi amor! —Tomo la cuba, aspiro su aroma y doy un pequeño sorbo, con eso veo si el dios Baco esta de mi lado; recuerden que un burro no se mata solo; sigo bebiendo con sorbos pequeños —¡Vamos, tomatela toda que la noche es joven! —¡Claro que es joven! ¡Mira como me la tomo! ¡Ves ya se acabo! Ahorita me das otra ¡aahh! ¿y sabes?… en esta noche tengo ganas de perderme. En esta noche estrellada quiero perderme entre las estrellas, ¡entre tus brazos nacarados!; hace mucho frío, ¡abrazame!. —¡Umm que romantico!, ¡dont breik may jart! —sonrie Mónica; me abraza; siento sus pechotes de hembra palpitar. Quedo hipnotizado viendo los cuadros de sus pulseras mientras su voz se hace mas lejana; las risas de Luisito y Alicia resbalan como piedrecillas por mi cuerpo —Amor liquido, amor que se desliza como agua entre las manos, y que se lleva el aroma de tu piel —suena una canción que viene de lejanos sueños, mis ojos se cierran: Voy bajando tambaleante de un autobus, camino descalzo sobre el pasto; al llegar a la esquina, dos hombres vestidos de elegante traje, montados en bicicletas, suben a la acera, llevando canastas de tortillas humeantes. En los vapores del sueño desfilan laberintos de catedrales goticas, museos iluminados por lujosos candelabros y miles de bombillas; encuentro a David y Luisito descansando en el pasto, tomando botellas de vino. Prendo un modular en la sala y estoy a la vez platicando con el doctor Mata en el patio, don de la ubicuidad, soy un monje encerrado en un convento de España, y a la vez aparezco en America predicando. Me encuentro comiendo comida exotica de las Hibueras y mi espíritu se refleja en varios cuerpos a la vez, soy  multisistema. Estoy sentado en un jardín, lleno de arboles y flores, cachondeando con mulatas exuberantes; enfrente esta una casa colonial, jovenes blancas, ataviadas con lujosos vestidos, ricamente bordados, hacen fila mientras un mozo de librea les da acceso al interior.
Lucho por abrir los ojos; Mónica sonríe y me habla, su rostro se hace cada vez mas borroso; no escucho lo que dice. Al fin el mundo se obscurece y desaparece. Estoy perdido en una pradera; todo mi cuerpo arde; la sed me atormenta. Encuentro un caudaloso rio, bebo agua desesperadamente pero resbalo; lucho por salir, sus turbulentas aguas me arrastran; mi camisa mojada pesa una tonelada; lucho contra la corriente; pasan minutos angustiosos. Nado con todas mis fuerzas hacia la orilla, donde me aferro a unos pedazos de liana. Por fin logro salir, exhausto me derrumbo en tierra firme; me quedo dormido en el pasto recién cortado.
Cuando despertamos eran las cuatro de la tarde del siguiente dia; no habia dinero, ni camaras, ni mi television de plasma, ni la laptop de Luisito, ni la mia. Todo era un desorden; habían desaparecido mis boxers fluorescentes estilo hawaiano, regalo de mi abuelito en el último cumpleaños, y que me daba suerte en las opereshions. Tampoco estaba mi pipa; mis lentes tan caros, comprados en la fayuca, habían volado. Al ver la pérdida Luisito empezo a sollozar, mientras barboteaba: —¡Pin…ches gurruminas, ya nos dieron en la madre!; ¡eres un pendejo!, ¿que no te diste cuenta que eran bajareques? ¿No les viste la cara de malditas? —¡Tú las elegiste! y ya estabas bien jarioso con la flaca ¿o no? —bueno… eso si. — Un terrible dolor de cabeza me mantenía inmóvil; no tenia fuerzas para nada mas que ver el techo, donde dos moscas se perseguian enredandose, zumbando ferozmente. Me levanto con dificultad  a tomar agua, le llevo a Luisito; me vuelvo a acostar, todo me da vueltas; me siento agotadísimo. Despues de un rato quedamos dormidos nuevamente. Mi cama flotaba sobre un mar azul y vaporoso.
Hola gallos, me llamo Luis Cabrera; hoy vine a visitar a mi amigo don Rey, esperaba convencerlo de que votara por mi partido: el PUM. Faltaban unos cuantos días para que fueran las elecciones. Don Rey no estaba, estaba la puerta abierta, asi que me meti dando voces pero nadie me contestaba. Había humo por doquier; en el patio, bajo una enramada, estaba un hombre, todo tiznado; trataba torpemente de prender la lumbre. —¡Buenos dias! ¿No está don Rey? —¡Ehh, No, no esta!, salió con su hija, ¡sientese, si gusta esperarlo! —me sente; una avispa paso zumbando, se dirigía a un horcón  —¡Oiga, le voy a tomar jabon para matar a estas avispas —¡si claro, tómelo! —Revolvi jabón con agua hasta sacar espuma y la arroje; las avispas cayeron como tocadas por un rayo; me dedique a aplastar a las sobrevivientes —¡Que bueno que las mato!, ayer me picaron y quede con los labios todos hinchados —¡no se apure! Trabajé en un trapiche, donde siempre hay avispas y abejas, también sé poner lumbre, veo que esta sufriendo, ¡dejeme ayudarle! —acomode las ramas secas y troncos; rápidamente estuvo listo el fuego  —¡muchisimas gracias! Ahora si voy a poner los frijoles en la lumbre, conversamos—¡Me llamo David Martinez para servirle! —¡Gracias!, yo me llamo Luis Cabrera, ¿usted es de aquí? —¡No, yo vivo en el D.F! vine a arreglar lo de un terreno que compre y hay problemas —ahh, ¡pues que lastima!, ando buscando votos para mi partido —¡ah si! Pues yo nunca he votado, ni creo que lo haga, todos los politicos se dedican a engordar su bolsillo —¡pero no todos somos asi! Nuestro partido se preocupa de los jodidos, votar es una manera de que cambien las cosas —no es tan fácil don Luis, y no se enoje, no creo en la partidocracia, son solo intereses de un grupo corrupto de dirigentes, un amigo me decía: “este sistema democrático no representa a nadie, nos jode con impuestos y gasolinazos. Por eso digo que la parte de Mexico que mas me gusta es Acapulco, porque me puedo embarcar a otro lugar” y creo que no anda tan errado —¡sí, tiene razón don David!, por eso tratamos de escoger a los mejores hombres y mujeres que  realmente deseen ayudar al pueblo, ¡a la mapachada pues! Estamos con el socialismo y contra este sistema neoliberal y capitalista —¡ummm, mire don Luis!, no lo quiero contradecir, pero existen niños hambrientos, jóvenes drogándose  o prostituyéndose, y la gran mayoría en la pobreza. La solución, creo yo,  no es ni capitalismo ni comunismo o socialismo… —¡Mira David!, ¿te puedo hablar de tú? ¡Tenemos ideólogos muy peparados!, yo no lo soy, pero conozco los estatutos del partido —de acuerdo Luis, pero los ideólogos, sean de derecha o de izquierda, ¡esos cabr... se la  pasan en discusiones bizantinas!, discutiendo las plumas o el sexo de los ángeles. Los de izquierda son populistas, pero la derecha tiene su populismo, solo que a favor de una minoría privilegiada: rescates carreteros, salvando a banqueros quebrados que se autoprestaron entre ellos por medio de empresas fantasmas, rescates hipotecarios como en Estados Unidos y endeudando a futuras generaciones, su lema es: privatizar ganancias y socializar perdidas…—¡por eso te digo David! los proletarios deben tomar el poder —yo no creo en la lucha de clases Las clases sociales son momentáneas: obreros que se vuelven dueños, son los mas despiadados patrones;  migras y capataces, descendientes de mexicanos, son los mas feroces contra su propia raza. Y además, la mayoría que esta en el congreso solo son burros enzapatados diles que resuelvan un sistema de dos ecuaciones —pregunta de Secundaria— no sabran  ni que le estas preguntando,  tampoco saben cuanto cuestan las tortillas, el metro y cosas que ocupamos diario —¡te he escuchado con atención David!, pero entonces ¿Qué sugieres? ¿Qué nos quedemos con los brazos cruzados? —-¡No, claro que no! Cualquiera que llegue al poder va a robar; por eso debe haber controles: en arca abierta…; Debemos organizarnos por colonia, calle y casa, en grupos de no más de veinte personas, viendo los intereses de TODOS, lo cual no es fácil porque todos tenemos diferentes intereses y opiniones. Organización es la palabra, de otra manera seguiremos siendo un "inmenso rebaño de ovejas controlados por unos cuantos lobos" —Tal vez es correcto lo que dices, aunque me suena como un sueño guajiro ¿oyes gallo?, creo que le falta agua a los frijoles, ¡no se te vayan a quemar! —¡No le hagas, Gaby me mata! Me los encargo mucho, dejame ir a verlos.
 Se levanto David y me quede sumido en mis pensamientos. Yo soy coordinador de la promoción del voto: Delfino Grimaldo, un gran amigo, es el candidato a Presidente Municipal; hemos trabajado juntos en el D.F. Ya habia sido diputado local. Habíamos recorrido comunidades  y rancherias donde solo se puede entrar a pie o en bestia; habíamos trabajado durisimo. Pense con melancolía en mi exesposa, le deje todo: casa, accesorias y un terreno; es triste pensar como acaban los grandes amores: peleando como perros hambrientos un pedazo de carne; mis ahorros se habían agotado, Grimaldo me prometió un buen puesto. Llego David y le pregunte como había llegado con don Rey. David contesto:
—Como tuve broncas muy duras: económicas y personales, me vine a Tepalcingo para vender un terreno, solo que ya habían construido parcialmente y es lo que estoy arreglando  Al principio estuve viviendo con una prima, a cuyo hijo hospede en mi departamento del D.F y le pague buena parte de su carrera. Estuve como quince días, pero al ver que me ocultaba la comida y le ponía candado al baño me vine a ver a Don Rey, papá de mi expareja;  al verlo en muletas me sorprendió, tenia tres años que no lo veía. Le pedi hospedaje, me dijo que si, solo que su hija Gabriela estaba por llegar, asi que podía dormir en la cocina, me dijo: —¡me vas a servir de compañía y ayuda! ¡Ya ves que ahora ni las quijadas puedo mover!
Por fin llego el domingo; don Rey extravio su credencial y no pudo votar .Luis había convencido a Gaby que votara por el PUM  —¡Ya sabes Gaby, cruzas con una espantosa X al PUM en todas las boletas! —¡No se vale mano negra Luis! Dijo una simpatizante del partido contrario. En la noche supimos que Grimaldo había ganado por escaso margen; los contrarios habían repartido dinero a manos llenas prometiendo los bueyes con carretas incluidas, pero ni asi pudieron ganar —La euforia era contagiosa, la banda tocaba alegres sones, las porras y los gritos eran interminables. Recorrimos las calles en la madrugada. Luis estaba feliz, su suerte empezaba a cambiar. Al regresar ya había ollas de comida, antojitos y botellas de licor que aparecieron de la nada —¡Los chivos expiatorios ya están brincando en las ollas!,—¡primo, sirveme! —¡Esperate para cenar no seas necia! —¡Éntrele, éntrele a los tamales compadrita! —¡Soy analfabeta no tonta! desgraciadamente nunca me ofrecieron dinero, ¡yo iba a votar por el que yo quisiera! —¡Gracias por la comida! ¡Que Dios los perdone!
Estabamos en la enramada cuando escuche que Cristina le llamaba a Gaby —¡fijate moder!, ¡estoy desempacando mi tele de plasma!, ¡me costo como diez mil pesos! ¡Estoy estrenando vestido! y ¿que crees que estoy comiendo? ¡Pura comida organica! que es bien cara, ¿como ves moder? Y tú, ¿Como estas? ¿Estás bien, verdad? —¡Sí mijita, no te precupes! —¡Luego te llamo, bay! —¡Sí mi dora, mi  dodert, que dios te bendiga! ¡Echale ganas a tu trabajo! —Después de un rato, con ojos enrojecidos, Gaby me dijo: —¡fijate Deivid! no soy capaz de pedirle dinero a mi hija, me da pena, pero ella sabe como esta mi situación; en Estados Unidos yo trabajaba de 4 de la mañana a 4 de la tarde en una lavandería para que no le faltara nada; ella trabajo una sola vez; lo que ganaba se lo gasto en ropa y cosas de ella. Ya ves que te he pedido hasta para el jabón. Desde hace tres meses que se fue y hace dos meses me mando traer, le lleve como siete cajas de ropa que tenia aquí. Estuve como 6 semanas con ella me vine porque sentía que le estorbaba, le cambian turnos a cada rato —¿entonces, no te manda dinero?  —¡no, no me manda ni un quinto!; aqui dejo una deuda de teléfono de ocho mil: consultaba horóscopos y a Walter Mariano —pero algo te ha de dar para eso ¿no? —¡ja, ja! ¿Me da? Me da en que sentir!  —¿y que piensas hacer? —Estoy esperando un crédito, en cuanto me lo den, me voy a Guadalajara por ropa y pongo una tienda; a veces compro lotería, ya empiezo a desesperarme —contemple un vaso cristalino con granos de arroz y espigas —¿que es esto Gaby? —¡Ahh, es para tener dinero! Hay que rezarle siete veces —¡esta bien si te da seguridad! pero recuerda que la magia es sugestion asi como la brujería, ¡no existe mas que en tu mente! —¡Claro que existe!, existe la magia negra, por eso hay que estar bien con Dios, ¿tú no eres creyente?   creo en el espíritu santo que es la unión con Dios como una gota de mar lo es al oceano —Gabriela cabeceaba, me quede pensando en los charlatanes como: Willy Mariano, Los Hermanos de la Lechuza; que prometen maravillas, riqueza a los pobres, belleza a los feos, conquistar el corazón más duro que una roca y solo sacan dinero a los mas pobres, hay un dicho  "todos los caminos son buenos para quién no sabe a dónde va". La elección de vivir es todos los días: tengo que bañarme, lidiar con la familia etc. Creo que hemos equivocado el camino; debemos hacer una sociedad en que todo mundo sea feliz, de otra manera no nos alcanzara todo el alcohol y droga del mundo para aliviar el dolor de estar vivos.
 Tres meses después me encontré con Luis — ¿Qué paso Luis? ¿A donde vas? —¡Vengo de donde no soy y a donde voy todavía no  llego je, je — ja,ja ¿Cómo te va con Grimaldo?—umm, ¡ESE HIJO DE SU…!SE ME ESCONDIA!, nunca lo encontraba en el Ayuntamiento, en su casa se salía por la puerta de atrás, un día que lo pude localizar me dijo: —¡estoy corriendo gente no contratando, ahorita no hay presupuesto! —¡No me extraña! acuerdate del güero lezama, inaguro un pozo sin agua, había una pipa oculta, se robo millones. Acabando su periodo se llevo los focos y dicen que hasta los excusados  —ja, ja sí  ¿y tú David como vas?  —pues mi socio, tu tocayo Luis Morán, nunca me pago, dice que lo asaltaron y que no tiene dinero… me dieron algo de  dinero por el terreno; me voy al D.F. a ver si consigo una chamba ¡Adios! — ¡Adios David! ¡Suerte!
Luisito Morán se encuentra sentado con una mujer; se acarician —¡Cristina, mi amor, preparame una cuba como las que tú sabes! ¡Por favor! —la mujer reaparece con un vaso, de donde resbalan gotas, remueve los hielos; Le entrega la cuba a Luisito, que la levanta y brinda: —¡Salud!... “Monica”.
FIN